4/4/08

Empezamos la semana que viene

Ni bien aceptamos el proyecto, junto con el arquitecto, vino el capataz (albañil, maestro mayor de obras) con su cuadernito, en el cual hacía anotaciones sobre todo lo que habia que hacer... tiro esta pared, levanto un cuarto, extiendo la cocina... la emoción nos superaba. Según nos afirmó en tres meses como máximo tendríamos toda la refacción. Advertidos por la mayoría de nuestros conocidos, calculamos el triple de tiempo: siempre se demoran porque te dejan para irse a otras obras. Pensamos que a nosotros no nos iba a pasar.

Nos dijeron que la primer tarea era hacer un tratamiento para evitar la humedad en las paredes. Había que picar todas las paredes de la casa, casi en el suelo. Para ello pusieron a UNA persona, que obvio, al estar solo tardó un mes.

Empezamos la semana que viene... y hasta que vinieron pasó un mes y otro hasta terminar la primera tarea.